jueves, 15 de abril de 2010

El BAKAN DOCTOR MORTIS


Desde las perdidas ondas radioeléctricas, renace el personaje más siniestro e importante de la ciencia ficción y fantasía chilena, el mítico doctor mortis tiene un nuevo auge en las actuales generaciones gracias a tecnologías como el podcasting.
El personaje del Siniestro Doctor Mortis fue creado por el guionista Chileno Juan Marino Cabello en Punta Arenas. Desde la Radio ejército se transmitió luego exitosamente en diferentes emisoras Chilenas entre 1945 y 1982.




Simultáneamente el personaje se volcaría a las páginas de comic y obtendría su propio programa de televisión entre 1971 y 1973, a través de las pantallas de Canal 13. Se editaron varios longplay con episodios de la serie radial, e incluso un disco de música tropical. En 1973 la Editorial del Pacífico publicó tres libros de cuentos con las Memorias del Dr. Mortis escritos siempre por Juan Marino.
Juan Marino falleció en Trelew, Argentina el 12 de junio de 2007 dejó los derechos de su obra disponibles para que los administradores de www.mortis.cl











jueves, 16 de abril de 2009

bonito, ¿pero y que más?







El trabajo que realizo Stive Winter para la Natgeo sobre el leopardo de las nieves en la zona de Ladakh en los Himalayas indios, fue el ganador del World Press Photo 2008 en la sección historias de la categoría naturaleza.
Ocho de las doce fotografías son protagonizadas por un leopardo de las nieves, el resto hace referencia al viaje, o a los campesinos y monjes budistas con los que el felino comparte el montañoso hábitat. En la mitad de fotos el animal mira fijamente la cámara y por lo tanto pareciera que te mira atentamente cuando lo observas, en las otras te ignora con gatuna elegancia. La técnica fotográfica es sencillamente impecable y exquisita digna del certamen y el medio en el que fueron publicadas, pero no son dignas de un primer lugar, ni de un segundo, el tercer lugar sería muy merecido debido a la
impactante belleza de las imágenes, las fotos son tan bonitas que parecen de estudio o ilustradas por computadora, están tan bien hechas que no habría diferencia si en lugar del leopardo estuviera el perro de la vuelta, no se perdería ni hermosura ni espectacularidad.
Por eso me parece curioso que en la categoría “Nature” que podría ser traducida como natural o naturaleza, se haga tan presente el hiperrealismo y veamos al leopardo alejarse por un camino lleno de plantas más verde que el verde, cornado por fulgurantes flores rosadas y un cielo azul eléctrico. No habría ningún problema en usar esa foto como publicidad para perfumes, sólo falta una botella en la esquina y la leyenda saca el animal que llevas dentro.
En el resto de las categorías las fotografías destacan por lo que comunican, por lo que transiten y evocan, no se quedan el la calidad del trabajo, no son sólo belleza, en el resto de las categorías se muestran a los humanos haciendo cosas que sólo hacen los humanos, como política, deportes o guerras, a lo mejor sólo viviendo humanamente sus vidas de humanos, lo justo y necesario para que conmuevan al espectador. En la misma categoría que esta galería, se ven imágenes que dimensionan la fuerza del planeta, tornados o las llamas y rayos que provocó el volcán Chaiten, el paso del tiempo, los ciclos de vida y muerte o diseños que sólo pudo crear la naturaleza, en las otras fotos se captura a la naturaleza como testigo. En cambio el leopardo no demuestra nada esencialmente leopardesco, ninguna acción que lo defina en alguna dimensión, la única foto en la que se hace algo más que caminar o mirar es una en que se frota contra unas rocas, puede ser para marcar territorio o para aliviar una picazón. Aparte de esa sólo posa se le a privado al leopardo de ser leopardo y se convierte en un modelo que sin saberlo posa como para ser portada en una revista de modas.

lunes, 26 de mayo de 2008

La metamorfosis, o La sorprendente historia del existencialista Spiderman (Fragmento)

Cuando Peter Parker se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso arácnido. Estaba tumbado sobre su espalda blanda y al levantar un poco la cabeza veía un vientre abombado, parduzco, dividido por partes duras en forma de arco, sobre cuya protuberancia apenas podía mantenerse el cobertor, a punto ya de resbalar al suelo. Sus muchas patas, ridículamente largas y delgadas en comparación con el resto de su tamaño, le vibraban desamparadas ante los ojos.
«¿Qué me ha ocurrido?», pensó.
No era un sueño. Su habitación, una auténtica habitación humana, si bien algo pequeña, permanecía tranquila entre las cuatro paredes harto conocidas. Por encima de la mesa, sobre la que se encontraba extendido un muestrario de fotografías periodísticas -Parker era un fotógrafo freelance -, estaba colgado aquel cuadro que hacía poco había recortado de una revista y había colocado en un bonito marco dorado. Representaba a una dama pelirroja ataviada con un sombrero, jeans y una camisa amarilla, que estaba allí, sentada muy erguida y levantaba hacia el observador un pesado manguito de piel, en el cual había desaparecido su antebrazo y en un globo de dialogo decía: ¡Ganaste la lotería, tigre!




La mirada de Peter se dirigió después hacia la ventana, y el tiempo lluvioso -se oían caer gotas de lluvia sobre la chapa del alféizar de la ventana- lo ponía muy melancólico.
«¿Qué pasaría -pensó- si durmiese un poco más y olvidase todas las chifladuras?»
Pero esto era algo absolutamente imposible, porque estaba acostumbrado a dormir del lado derecho, pero en su estado actual no podía ponerse de ese lado. Aunque se lanzase con mucha fuerza hacia el lado derecho, una y otra vez se volvía a balancear sobre la espalda. Lo intentó cien veces, cerraba los ojos para no tener que ver las patas que pataleaban, y sólo cejaba en su empeño cuando comenzaba a notar en el costado un dolor leve y sordo que antes nunca había sentido.
«¡Dios mío! -pensó-. ¡Qué profesión tan dura he elegido! Un día sí y otro también de viaje. Los esfuerzos profesionales son mucho mayores que en el mismo periodico, y además se me ha endosado este ajetreo de viajar, el estar al tanto de los empalmes de tren, la comida mala y a deshora, una relación humana constantemente cambiante, nunca duradera, que jamás llega a ser cordial. ¡Que se vaya todo al diablo!»
Sintió sobre el vientre un leve picor, con la espalda se deslizó lentamente más cerca de la cabecera de la cama para poder levantar mejor la cabeza; se encontró con que la parte que le picaba estaba totalmente cubierta por unos pequeños puntos blancos, que no sabía a qué se debían, y quiso palpar esa parte con una pata, pero inmediatamente la retiró, porque el roce le producía escalofríos.
Se deslizó de nuevo a su posición inicial.

«Esto de levantarse pronto -pensó- hace a uno desvariar. El hombre tiene que dormir. Otros fotógrafos viven como pachás. Si yo, por ejemplo, a lo largo de la mañana vuelvo al periódico para revelar los negativos que he conseguido, estos señores todavía están sentados tomando el desayuno. Eso podría intentar yo con mi jefe, J. Jonah Jameson, pero en ese momento iría a parar a la calle. Quién sabe, por lo demás, si no sería lo mejor para mí. Si no tuviera que dominarme por mi tía May, ya me habría despedido hace tiempo, me habría presentado ante el jefe y le habría dicho mi opinión con toda mi alma. ¡Se habría caído de la mesa! Sí que es una extraña costumbre la de sentarse sobre la mesa y, desde esa altura, hablar hacia abajo con el empleado que, además, por culpa de la arrogancia de J.J. tiene que alejarse mucho. Bueno, la esperanza todavía no está perdida del todo; si alguna vez tengo el dinero suficiente para pagar las deudas que mi Tía tiene con él -puedo tardar todavía entre cinco y seis años- lo hago con toda seguridad. Entonces habrá llegado el gran momento; ahora, por lo pronto, tengo que levantarme porque el tren sale a las cinco», y miró hacia el despertador que hacía tic tac sobre el armario.
«¡Dios del cielo!», pensó.
Eran las seis y media y las manecillas seguían tranquilamente hacia delante, ya había pasado incluso la media, eran ya casi las menos cuarto. «¿Es que no habría sonado el despertador?» Desde la cama se veía que estaba correctamente puesto a las cuatro, seguro que también había sonado. Sí, pero... ¿era posible seguir durmiendo tan tranquilo con ese ruido que hacía temblar los muebles? Bueno, tampoco había dormido tranquilo, pero quizá tanto más profundamente. (…)

sábado, 22 de marzo de 2008

Consejos para escribir: un microcuento de autoayuda con alusión al cine, para combatir la sequía creativa literaria y lograr un texto interesante.

Si usted tiene la necesidad de escribir pero su musa le ha abandonado
reencontrarla es fácil: vea “El Resplandor” y escriba análisis profundo de la película; dentro de este análisis encontrara una idea que podrá convertirse en una beta explotable, si siguiendo estos pasos aun no logra encontrar un tema, simplemente siga el ejemplo de “Jack Torrance” trate de matar a su núcleo familiar, con o sin éxito; luego escriba y describa todo lo que hizo.

Narciso

La bruja de matinal le advirtió a la diva de la televisión, que su hijo Narciso no debería verse reflejado por un espejo, el riesgo sería de perder la vida. Lo que no pudo prever es que el joven crecería como el más hermoso entre las estrellas juveniles, ni que moriría electrocutado al caer sobre el televisor que intentaba fornicar, por que en el se transmitía su imagen.

domingo, 6 de enero de 2008

“El dinosaurio”


pero, el dinosaurio no estaba.
(es el mayor plagio)

La cigarra la hormiga

Cantó la cigarra todo el verano, retozó y descansó y se ufanó de su arte, en cambio la hormiga trabajó sin descanso ni flojera, recolectando lo necesario para el invierno, pero las lluvias se adelantaron, de sorpresa y mas fuertes que nunca, la hormiga y la cigarra murieron, pero la cigarra murió satisfecha a diferencia de la hormiga que nunca aprovechó la vida.

 

Segunda nueva versión

 

Cantó la cigarra todo el verano, retozó y descansó y se ufanó de su arte, en cambio la hormiga trabajó sin descanso ni flojera, recolectando lo necesario para el invierno, cuando la cigarra se encontró sin nada. Corrió a buscar a su amiga la hormiga, quien feliz comparte su comida por que el bello canto de la cigarra le aliviano el arduo trabajo.